martes, 1 de julio de 2014

LOS DOLOMITAS: SERRAI DE SOTTOGUDA Y CAMPITELLO DI FASSA. VIAJE POR ITALIA, DE LA TOSCANA A LOS DOLOMITAS.

15 de junio de 2014

Toda la noche ha llovido, el tintinear  de las gotas sobre el techo de la caravana nos acurruco pero impidió que descansáramos bien, no obstante madrugamos y estuvimos indecisos que hacer. El pronóstico del tiempo no augura nada bueno. Es increíble, hemos pasado de 45 grados en la Toscana a 11 grados esta mañana. Estamos un poco perdidos, no sabemos si continuar con nuestro plan o dar un giro rotundo a nuestras vacaciones y abandonar la visita a los Dolomitas. Me asomo por la ventana y la niebla cubre todo. Me apetece un buen tazón de chocolate caliente con una rebanada de pan y mantequilla. El chocolate lo tengo, el pan no. Es domingo y solo tenemos “crackers” de pan. En mi empeño de “dieta sin pan” para evitar  mojar las salsas, solo he cargado sucedáneos de pan; pero esta mañana lo que realmente me apetece es una buena baguette de pan tierno, crujiente, y que pueda untarla con mantequilla. Imposible, ¡si quiero comer pan solo dispongo de crackers!. Preparo la taza de chocolate caliente  y después de beberla decidimos quedarnos en la zona, pase lo que pase. En realidad en invierno también se visitan las montañas, así que seguiremos adelante. 
Mientras divagamos sobre que hacer, la lluvia amaina y la bruma comienza a disiparse. Nos ponemos en ruta a Serrai de Sotoguda, una lastima que las montañas estén medio cubiertas y no podamos apreciar su magnitud mientras realizamos el recorrido. Aparcamos la camping-car cerca de la entrada al cañón; esta frio pero al menos no llueve. Nos acercamos a la entrada y pagamos dos tickets. El paseo se considera fácil y corto. 
Este cañón esta formado por un terremoto que abrió una brecha en el terreno y, posteriormente, la erosión de las aguas hicieron el resto del magnifico paisaje.
Son dos kilómetros de recorrido, todo el trecho es  de fácil acceso y sin apenas desnivel. Es una excursión para hacer en familia con niños pequeños.
Apenas podemos hablar entre nosotros porque el ruido de las aguas impiden que nos entendamos fácilmente, no obstante es un buen paseo para disfrutar la naturaleza acompañado por tus propios pensamientos. Realizo el camino parándome cada dos minutos a captar las imágenes. 
Me encanta el agua descendiendo a pequeños saltos en los desniveles, formando minicascadas y acompañada por la música que produce. Todo esta húmedo y verde, estamos aún en primavera. Este pequeño paseo se puede hacer en invierno y me imagino que será espectacular con zonas heladas. 
De hecho hay un trozo de pared por la que se desliza el agua que justo en invierno se congela, es llamada la Catedral de Frozen. Yo solo veo los reflejos, que forma el agua con algún rayo del sol que comienza a salir, y se posan en la pared vertical. 
Me encuentro también con un santuario a la Madonna. Una virgen puesta para proteger a las gentes durante la primera guerra mundial, aunque ahora creo que es una copia de la original, pero ambas, la original y ésta están inspiradas en la Virgen de Lourdes. 
Mas adelante me encuentro con el crucifijo, no se muy bien pero supongo es también como protector y 
finalmente una pequeña capilla de San Antonio, protector de los animales del valle. 
No dejo de admirar la hermosa cascada, llamada de Frozen, como el nombre del riachuelo que la forma. En la época de la primavera, con los deshielos es cuando se forma el gran torrente de agua que cae a gran altura, mi cámara apenas puede captar toda la imagen. Tomo varias instantáneas y continuo el paseo. Una pareja de deportistas auténticos nos pasan casi corriendo, ella incluso va ligera de ropa a pesar de la temperatura baja. No me extraña que con el ritmo que lleva le sobren calorías. Es hora de comer y damos la vuelta en dirección al pueblo, abandonamos este lugar lleno de leyendas, entre las cuales se encuentra que el rey Ombro se refugio en este cañón y cubría sus entradas con dos puertas de oro. Existe un tren que en verano hace el recorrido turístico, pero no funciona aun, se encuentra aparcado y solitario junto a la cabina de venta de tickets. No sabemos a que restaurante ir para comer, parece mentira que en un pueblo tan chico haya tantas ofertas, finalmente nos decantamos por un pequeño restaurante que anuncian pizza hecha en el día. Me apetece comer autentica comida italiana. Pregunto si los espaguetis son receta tradicional y la camarera me promete ofrecerme unos auténticos espagueti carbonara. Pregunto los ingredientes de la formula mágica, pues Tino y yo manteníamos la duda si los auténticos se hacían con nata y huevo o solo con huevo. 
En este restaurante que garantizan receta original me dicen que llevan nata y huevo. Los pruebo y están buenísimos, 
lo mismo que las pizzas que pedimos. Ya no queda mas hueco en nuestros estómagos que para un café que ofertan a diferente precio según la gentileza con la que lo pidas. 
Una nota de humor que me saca una sonrisa y no puedo evitar hacerle una fotografía al cartel que luce encima de la caja de pagos de la barra. 
Después de comer nos dirigimos a Campitello di Fassa, tenemos las coordenadas de un camping para pasar la noche. 
En el camino de retirada las imágenes de las montañas hacen que aparquemos la camping car para realizar unas fotografías de los Dolomitas, ¡están impresionantes.! ¡Como lamentamos que no haga buen tiempo y sol para que nos muestren esos tonos rojizos tan popularmente conocidos! Los Dolomitas no son otra cosa que una barrera petrificada de coral de ahí que luzcan esos tonos según la luz del sol. Todo, nunca puede ser perfecto, y en esta ocasión el sol no permite que podamos ver esos tonos del rosado al rojo. Yo voy cogida a la cámara para ir sacando las instantáneas y de tanto mirar las montañas y tan cercanas comienzo a marearme; la subida esta repleta de curvas. Antes de la hora prevista llegamos al camping, estupendo y cómodo. 
Como aun es temprano y tenemos tiempo suficiente, nos dedicamos a dar un paseo por el pueblo de Campitello di Fassa y continuamos hasta el pueblo vecino  a lo largo del riachuelo que cruza el camping.  Es un paseo llano, muy agradable; entre praderas del valle a un lado y   la sombra de pinos en el contrario. 
Encontramos algún banco para reposar en los días calurosos del estío. El suelo se encuentra sembrado de piñas caídas, y hoy como ha llovido el olor a tierra húmeda inunda el ambiente. 
Comienza a marchar la luz del día y retomamos el camino de regreso al camping, un gato nos recibe cariñosamente y se introduce dentro de nuestra caravana investigando los olores nuevos para él. Hoy no nos hemos olvidado de sacar del congelador el pulpo y vamos hacer un buen pulpo a la plancha, con pimentón y un buen aceite de oliva,  para la cena. 
Tino lo prepara muy bien y le dejo hacer esa labor mientras yo me dedico a escribir el post para el blog.


NOTA: Información para autocaravanistas

Campitello di Fassa

Camping Miravalle:
Un camping cómodo. Buena calidad en general. Duchas y Sanitarios en un pabellón que dispone de calefacción y muy agradable. Dispone de Wifi. Por dos personas el precio fue de 27 euros aunque disponen de varios precios según potencia de luz y tamaño de plaza. Buena relación calidad/precio. Integrado en el pueblo.
GPS
Norte: 46.475º
Este: 11.7406º

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