lunes, 23 de junio de 2014

CAMINO DE LOS DOLOMITAS: LIMONE, PIRAMIDES DE SEGONZANO Y MOENA

14 de junio de 2014

Esta mañana hemos tenido un día mas calmado. De hecho ha sido el primer día que no pusimos despertador, pero pronto estábamos en pie. Dimos un paseo al borde del lago. Torbole y, en concreto nuestro camping, invita a relajarse plácidamente. Queríamos prolongar la estancia pero la parcela estaba comprometida para las doce de la mañana, así que con dolor de corazón decidimos visitar Limone, que habíamos leído era un pueblo “autentico”. La carretera hasta allí es verdaderamente estresante, llena de tráfico y eso que aún no estamos en temporada alta. Todo lo bueno no podía juntarse en esta parte de Italia J. Tino un campeón conduciendo por estas carreteras sinuosas y estrechas, y mientras el evita los coches que invaden mas de su propio carril, yo voy sentada con la cámara intentando captar la imagen del día. Al anochecer es cuando hacemos nuestro resumen mental y miramos las fotografías para memorizar aun mejor los lugares.
Limone es un pueblecito que, si tengo que decir una sola palabra diría, es “empinado”. Antiguamente tenia muchos bancales de limoneros pero han desaparecido.
Desde la carretera central descienden unas calles, estrechas y tortuosas, que abocan al puerto, en la parte baja, donde se ensancha un poquito y  hay un par de restaurantes con una temperatura muy agradable para comer. La comida no la probé solamente sacamos algunas fotografías.
Al bajar por una calle, a mano derecha, nos encontramos una frutería, en la cual en una especie de canasta, vendían una fruta color amarillo casi del tamaño de melones galia. Al inicio comenzamos a discrepar si serian o no lo que parecían ser ¡limones gigantes!. Después de traducir los carteles escritos en italiano, si que vimos que eran exactamente eso, limones supergigantes. En mi vida había visto ese tamaño, ¡lo que es el viajar! J .
Entramos en la tienda de la calle un poco mas abajo y compramos una minibotella, unidosis, de licor de aceitunas en grappa. Sentimos curiosidad de saber el gusto; era realmente aceptable. La cantidad era la que conocemos en España como “chupito”. Ese pequeño trago de licor digestivo para después de las comidas.
Antes de irnos de Limone, decidimos tomar un “momento concepto de la vida”. Esto es llamado así en nuestra familia cuando, después de una ardua tarea o un pesado día, te sientas plácidamente a charlar y tomar un “trago”. Nos ofertaron “aperol” y a mi que me gusta probar todo lo típico de los sitios por los que paso,  rápidamente acepté la propuesta. Exactamente tomamos un Aperol spritz; lo de spritz tuvimos que preguntar que era, y sencillamente es un aperol “seco”. El color es un poco rojizo, no llega a ser un vino rosado, quizás un poco mas intenso. Nos lo sirvieron con una rodaja de naranja y desde luego estaba muy bueno. Como no estoy acostumbrada a la bebida, con una copa me sirvió para todo el día y creo que mañana también voy servida de dosis de alcohol. El lugar era un pequeño bar familiar con una terraza que era la única parte llana de la calle, ha sido realmente un buen “momento concepto de la vidaJ.
Allí me entere que era el pueblo originario del famoso limoncello que se toma como digestivo después de las comidas.  El calor  apretaba pero mas tolerable que en la Toscana. Finalizada nuestra visita a Limone pensamos visitar las famosas Pirámides de Segonzano antes de llegar al Valle di Fassa, pero debíamos de hacer un alto para la comida. Encontramos afortunadamente un bonito lugar debajo de los pinos, a la sombra y donde nuestra autocaravana no impedía el paso. No paramos mucho tiempo pues en Limone el “concepto de la vida” se había hecho un supermomento y debíamos aligerar. No obstante nos dio tiempo para tomar un café y salir en busca de las famosas Pirámides. Llegamos pasadas las cinco . Un chico joven, muy amable, quito su coche para que nosotros pudiéramos aparcar la camping-car sin problemas. Después de leer las instrucciones, a la entada, cogimos los prismáticos. Olvidamos los bastones de montaña pero no nuestras cámaras. Pagamos los tres euros que cuesta el ticket y pasamos la barrera, ya en ese instante yo sentí desánimo, lo que veían mis ojos era una empinada pendiente a mas de cuarenta cinco grados y unos veintiocho de temperatura. Respire hondo y me sentí como si hiciera deporte de escalada de toda la vida.
Me lancé cuesta arriba, pero los escasos 50 metros de subida preciso de dos paradas para tomar aliento. Suponía que la sensación de imposibilidad era al principio, pues en la barrera de entrada ponía bien claro: “dificultad: medio-fácil”. Pensé para mis adentros: - el medio debe de ser esta subida y luego se hará mas llano –
Detrás de la primera subida había escaleras de madera haciendo caracol. Cerré los ojos un segundo haciendo el gesto de capacidad, y comencé a subir. La pendiente de subida no aminoraba por muchas escaleras que subiera, y yo seguía pensando: - ¿pero quien ha sido el que valoró esto como medio-fácil? – No recuerdo las paradas que hice; desvié mi concentración de la dureza de la subida, en admirar el entorno. Un bosque absoluto en que apenas se veía mas allá del sendero; pero afortunadamente muy fresco.
Encontré fresas salvajes y pare a fotografiarlas como si fuera la primera vez que las veía, pero en realidad es que buscaba cualquier excusa para tomar aliento. Habíamos leído que el grupo del segundo nivel era el mas bonito, así que yo ya había desechado la idea de ver los tres niveles antes de empezar;  a lo sumo si el primero quedaba de paso vería dos, pero el tercero me negué en absoluto cuando vi  aquellas pendientes. Llegamos a una bifurcación que te daban opción al primer nivel a la izquierda y, segundo y tercero, a la derecha. ¡Me chafaron! Tenia que optar por la derecha. Debajo estaba escrito el tiempo de llegada; al nivel uno, unos veinte minutos, y al dos cincuenta. Calculé mentalmente si podría hacerlo y sentí que si, pues lo favorable para conseguirlo era que la sombra bajaba bastantes grados la temperatura ambiente. En silencio, (porque yo cuando me canso no digo ni palabra) seguí subiendo escaleras y pensando que podría haberlas contado, porque recordaba una subida a un monasterio que eran mas de cuatrocientas cincuenta y aquí se pasaban;  esa era  mi sensación.
Había un hermoso banco en el camino que por supuesto pose mis posaderas durante unos minutos. Continuamos y otro letrerito anunciaban el lugar: Pirámides del segundo nivel a veinte minutos pero paso “chiusso” y las del tercer nivel a cincuenta minutos. No había vuelta atrás, después de todo aquel esfuerzo si quería ver algo tendría que subir al tercer nivel que en un principio había descartado. ¡Pues nada!, ¡ánimo y para adelante!. Encontramos una pareja por el camino, yo mentalmente hice una valoración de la mujer, si era mas o menos capaz que yo. Estaba mas delgada, era quizás un poco mas joven, pero se la veía “intacta” aunque ella bajaba, el sudor ya había quedado en la cima y ¡seguro, seguro que se había mirado al espejo y compuesto antes del descenso!. ¡Si ella había podido llegar yo no iba a ser menos!. Seguí adelante y en esta ocasión sin la intención de dudar si lo iba a conseguir o no.
De pronto, entre el follaje vi la silueta de una especie de chimenea como bien describen. La piedra haciendo de techo, bien redonda, y debajo afiladamente y ensanchando la base, una columna color tierra. Preparé mi maquina fotográfica sospechando que igual seria la única que podría ver, la vegetación era exuberante y no dejaba vislumbrar mucho. Continuamos y aun otro letrero marcaba que solo quedaban veinte minutos para llegar al tercer grupo. En ese instante ya me vi capaz de conseguirlo. Unos escalones mas, una subida y al fin una pareja con un bebé descansaba justo en el final. Me asomé con ansia a la barandilla con la cámara lista para tomar las instantáneas y ¡oh! La vegetación cubría todo, apenas un pequeño trocito  de las pirámides…era como una burla de la naturaleza que me hacia una mueca graciosa.
De todas formas lo fotografié y descanse unos minutos pensando tomar el camino de descenso. No me sentí frustrada porque a medida que subía sospechaba el final. Justamente la pareja, que amablemente había apartado el coche para dejarnos aparcar la autocaravana, subían con su perro. Ya éramos como conocidos de toda al vida y nos paramos a intercambiarnos unas frases, ellos por supuesto en italiano y nosotros a saber en que idioma; porque he descubierto que en Italia hablo una jerga incalificable. Utilizo todas las palabras que conozco sinónimas en otras lenguas, todas juntas y a la vez, con la base del francés y el español. Creo que solamente aquí podré repetirlo.
Nos enseñamos entre los cuatro las escasas fotografías tomadas desde los diversos puntos. Nos lamentamos conjuntamente  por estar cerrado el paso al nivel dos. Ellos habían ido al nivel uno previamente y parecía que tenían algunas fotografías mejores que nosotros. Mentalmente, al descender, yo ya sabia que Tino iba a intentar acercarse al nivel uno a intentar captar las imágenes para el recuerdo. Yo ya pasaba de la fotografía de las pirámides y eso que quería algunas bonitas para el blog. Al descender nos encontramos con una pareja de alemanes que subían, estaba un poco mas complicado la comunicación pero aún así nos saludamos. Como vimos que salían justamente de la zona prohibida y estaban sanos y salvos, yo anime a Tino a adentrarse detrás de la cinta de prohibido mientras yo esperaba sentada en un tronco de árbol con piedras al borde del sendero. Exactamente Tino fue lo que hizo, ir a captar las imágenes del nivel dos mientras yo me quede un poco indecisa de si seguirle o no. Opté por quedarme y recordé los prismáticos que llevábamos y que aun no habíamos utilizado. Me pareció un exceso de energía cargar con ellos para nada, así que me entretuve en sacarlos y mirar los troncos de arboles, porque otra cosa era imposible. Atisbé en el horizonte y comencé a sentirme como una aventurera buscando señales entre el bosque. ¡Ni siquiera un animal!, tan solo hojas y troncos. De pronto a lo lejos y tapada se podía observar otra piedra sostenida por una ce las pirámides, pero imposible fotografiarla solo saldría la hojarasca. El tiempo me paso rápidamente ensimismada en mis pensamientos y Tino rápidamente volvió con algunas fotografías mas que añadir a nuestros recuerdos. Descendimos otro trecho, ya el sol se iba ocultando. La subida nos había llevado unas dos horas y media. Cuando llegue a la base no puede evitar mojar los pies en la fuente potable que se encuentra al lado de la entrada. La taquilla ya estaba cerrada.
Haciendo un balance había sido demasiado esfuerzo para pocos logros, sobretodo porque desde la base se divisaba lo que parecía ser el primer grupo de pirámides de forma mas clara que durante todo el ascenso. A veces ocurren estas cosas, no todo el viaje ha de desarrollarse de manera perfecta, aunque a pesar de no ver las pirámides como en un principio imaginaba, resulto ser, al final, una agradable tarde.
El tiempo cambio de forma radical y unas nubes de tormenta comenzaron a dibujarse en el cielo. Nuestro destino era un área de camping en Moena. Era el atardecer comenzando a desaparecer la luz cuando llegamos. Un bar regenta el área de autocaravanas que queda a la orilla de un riachuelo. Llovía y la temperatura había descendido varios grados. El lugar era muy tranquilo y estábamos como asentados en el bosque. Me conecte a una señal wifi y, de pronto sentí mi instinto de piratear la red si podía, y así hice, probé algunas palabras que podían ser la clave de acceso y la magia se hizo. En aquella tarde noche lluviosa, alejados de la civilización y perdidos en la entrada a los Dolomitas, teníamos conexión a internet por wifi, y lo mejor de todo, ¡pirateada!.  Preparamos la cena, Lo que iba  a ser un pulpo con patatas tuvo que convertirse en una ensalada de lentejas, al habernos olvidado el descongelar el pulpo. Me dedique al blog mientras Tino se dedicaba a las fotografías. Las gotas de lluvia caían sobre el techo y junto con el ruido del riachuelo hacían la música de acompañamiento a nuestra velada.

NOTA: Información para autocaravanistas

LIMONE

Parking Limone:  2,40 euros la primera hora y a 1 euro las sucesivas. Se puede pasar la noche a 1 euro /hora. No tiene ningún tipo de servicios.
GPS
Norte: 45º 48’ 790’’
Este: 10º 47’ 470’’

PIRAMIDES DE SEGONZANO
Es un parking en la base de las pirámides desde donde se tiene acceso. Hay un pequeño bar a la izquierda . A la entrada de la pirámides se encuentra una fuente de agua potable.
GPS
Norte: 46º 10’ 52’’
Este : 11º 15’ 50’’

MOENA
Es un área dependiente de un bar, donde se realiza los pagos. A la orilla de un pequeño rio. Tiene todos los servicios. Con electricidad pagamos 16 euros.
GPS
Norte: 46.35223º

Este: 11.63145º

domingo, 22 de junio de 2014

LAGO DI GARDA: MALCESINE Y TORBOLE SUL GARDA. VIAJE POR ITALIA DE LA TOSCANA A LOS DOLOMITAS.

13 de junio de 2014

 
El despertar enfrente al Lado Di Garda, fue un regalo a los ojos. Un cisne delante de nosotros se paseaba con su desplazamiento armonioso. Fuimos a dar un corto paseo entre los aloendros en flor que bordean el agua; ya no olía a “zotal” sino que se respiraba la brisa del lago.
 En el azul del lago se veían algunas embarcaciones que se disponían a navegar. El calor era mucho mas tolerable que en la Toscana, apenas veinticuatro horas antes y, en cuanto comenzó a hacerse notar, nos dirigimos a Torbole . 
Antes de llegar queríamos pasar por Malcesine donde se puede ver el castillo Scaligeri, del siglo XIII. Construido por los Scaligeri de Verona en 1277. Estacionar se estaba poniendo un poco complicado, no quiero imaginarme en época de julio y agosto. Tuvimos suerte y encontramos un parking de tamaño suficiente para nuestra camping-car. Es el problema de las autocaravanas que, cuando visitas las ciudades, el encontrar un lugar a veces resulta un poco difícil; aunque los parkings están señalizados si se permite o no, haciendo mas fácil el asunto.
El calor seguía apretando, aunque un poco menos que en los días previos pero, a mediodía, mas apetecía una sombra que visitar la ciudad; por lo que Malcesine se resumió en una corta estancia. Intentamos ver el castillo pero estaba cerrado. Es una ciudad con muchos turistas. Tiene un funicular que sube al monte Baldo ya que la propia ciudad esta a los pies de la montaña oculta entre olivos, cipreses y aloendros. Aquí fue donde Goethe comenzó su viaje por Italia. Cuenta una historia que se puso a dibujar el castillo en un papel y lo vieron, lo que hizo que pensaran que era un espía y estuvo detenido hasta que se aclaro el asunto. Hoy en día existe una estatua y varias placas en su conmemoración.

 Sacamos algunas fotografías, llegamos a la bahía, y nuestras cámaras siguieron trabajando, ¡parecíamos turistas japoneses!. 
La temperatura se iba incrementando a medida que pasaba el tiempo. Hacer fotografías se estaba haciendo muy costoso por el sol, así que nos dirigimos a Torbole donde teníamos las coordenadas de un camping. La carretera que bordea el Lago di Garda, no solo es estrecha y sinuosa; sino que además esta repleta de tráfico y eso que aún no estamos en plena temporada estival. ¡No quiero imaginarme como se debe de poner esto en los meses de julio y agosto!. Íbamos pasando pueblo tras pueblo y, aunque en algunos queríamos parar, el no disponer de una dirección para el parking de la camping-car, lo dificultaba. Lo ideal, pienso yo, es venir a pasar unos días en esta zona con las bicicletas; pero la cantidad de tráfico no se si dificultará en extremo el paso de los ciclistas. De lo que si está repleto es de gente en motos; lo que les permite disfrutar de todas las ciudades de forma tranquila. Existe un autobús que hace el recorrido por varios pueblos del borde del lago; con una frecuencia de cada hora y que comienza su recorrido antes de las seis de la mañana y se prolonga hasta las 19 horas.
La conducción de la autocaravana llegó a ser un poco estresante, por la carretera sinuosa, la cantidad de tráfico y lo estrecho de las calles. Llevábamos anotada un área de estacionamiento, no un parking, pero el destino quiso que las coordenadas no marcaran la entrada exacta sino un poco mas lejos, eso hizo que cogiéramos otra calle de entrada, lo que supuso entrar en una zona tan angosta que el retrovisor derecho se desarmo. 
Teníamos que parar lo mas rápido posible a encajarlo, de tal manera que vimos señalizado un camping y ya sin muchas opciones a decidir si sí, o si no sería aquel el que queríamos; entramos directos. Necesitábamos reposo inmediato. El estrés de la carretera y el calor, estaban haciendo que lo que debería ser placentero comenzara a volverse irritante. 
A veces el destino tiene guardadas sorpresas, el camping de primera vista nos gusto y decidimos quedarnos allí mismo. El chico de recepción al ver que éramos españoles y de Oviedo, se le agrando la boca con la sonrisa y exclamo: - ¡La vida es curiosa a veces! - . Hablaba español, al menos a un nivel que se le entendía perfectamente. Nos contó que estaba preparando el viaje a Asturias para realizar el camino primitivo de Santiago, el y su chica, pero que sería en el mes de noviembre; de momento debía de trabajar en la temporada alta del camping. No se si fue casualidad o cierta empatía, nos dio la mejor plaza del camping. Digo la mejor porque estaba en la zona donde mas brisa corría; amplia y con el suelo todo mullido de un césped verde. A mi me pareció el paraíso poder quedarnos allí. 
Esta situado justo al borde del lago y directamente se sale a una playa de piedra. Yo quería quedarme mas de una noche, pero la fortuna se nos había hecho notar pero no eternamente. Aquel lugar tan estupendo solo podíamos disfrutarlo hasta las doce de la mañana del día siguiente. 
Teníamos casi unas veinticuatro horas de vivir en las antepuertas del paraíso. Hicimos las labores de ocupación de la plaza y rápidamente salimos a dar un paseo por la playa y orilla del Lago. Vimos gente preparada para el windsurf, con sus trajes de neopreno. El agua cristalina y, siendo aún las siete de la tarde, me apeteció aunque no bañarme por no llevar puesto el traje de baño, si el mojar mis pies y probar el agua. El placer que sentí es indescriptible, al notar el agua fresca subir por mis tobillos y alcanzar mis pantorrillas, dando masaje a mis piernas abotargadas por el calor. Tenia tal cara de felicidad que un chico joven se acerco a mi, era suizo, vestido de neopreno y me preguntó si encontraba el agua muy fría. Creo que confundió mi alborozo de poder refrescarme con un escandalo por la temperatura del agua. Yo le explique, allá como pude, que era todo placer el poder mojarme. Hablaba ingles, otra vez mas me di cuenta que es imprescindible esa lengua para salir por este mundo, pero obvie mi desconocimiento remarcándole que, como un suizo no hablaba francés, eso no era aceptable. Entre risas, Tino, él y yo llegamos a comunicarnos. Le gustaba hacer windsurf pero  ¡sin olas!, solo con el viento. Mi propuesta de que viajara a Asturias a realizar el deporte fue rechazada por las grandes olas del Cantábrico.  Al final resultó que era él quien encontraba el agua superfria y me decía que solo estaba a dieciocho grados. A mi me parecía una delicia y recordaba los catorce grados de nuestras playas en algunos días. 
Proseguimos el paseo y vimos a la gente practicando sus deportes , gente en bicicleta, y sobretodo gente pescando en el lago, metidos en el agua hasta la cintura.  Nos retiramos a cenar. Escuchamos el primer gol el partido España Holanda y un silencio absoluto en el camping, concluimos que éramos los únicos españoles allí asentados. A medida que íbamos cenado fue cuando comenzó el griterío por los goles que marcaba Holanda. Estaba claro de quien eran forofos los acampados. Salimos a pasear pero esta vez un corto paseo a la playa y nos fuimos a dormir.


NOTA: Información para autocaravanistas

Malcesine

Area de parking: siguiendo la carretera a la salida norte del pueblo a mano izquierda, Siento no haber anotado las coordenadas. Esta es un área amplia, mas adecuada y mejor para autocaravanas. Nosotros nos quedamos en un parking en la parte mas alta del pueblo, al que se acede por una carretera repleta de gente caminando que hace difícil el acceso. Tampoco tengo coordenadas.

 Torbole
Camping Al Porto:
GPS
Norte: 45.87194º
Este: 10.87305º
Este nos pareció un camping muy agradable, aunque desconocemos los otros que hay justo al lado. Hay varios por la zona. En éste, la ocupación era muy alta. Curiosamente resultó que éste era aun mas barato que el Área que quedaba un poco mas allá. Dispone de Wifi.

Area en Torbole:
Datos en www.campingcar-infos no estaban exactos. Las coordenadas exactas son:
Norte: 45º 52.361’

Este : 10º 52.355’

domingo, 15 de junio de 2014

SIENA; PIENZA; FLORENCIA Y SIRMIONE. VIAJE DE LA TOSCANA A LOS DOLOMITAS.

11 y 12 de junio de 2014

 
Cada día que pasa se suma un día en el calendario y dos grados de temperatura en la Toscana. Yo me maravillo cuando veo las carreteras anunciando peligro por la nieve y heladas, y pienso: - ¿Alguna vez helara aquí de verdad? . Llegamos a Siena con mas de 32 grados, pero el planing del viaje es el planing y, al menos, hay que intentar cumplirlo. Conseguimos aparcar la autocaravana en las afueras de Siena, justo al lado de una línea de autobús que te lleva a una de las puertas de la entrada a la ciudad. Caminar por las callejuelas llenas de sombra es agradable y, dadas las temperaturas, no pude evitar el comprar una camiseta, talla XXXL, a ver si así sudo menos al evitar que la ropa entre en contacto ajustado con mi piel. 

En diez minutos de agradable paseo, llegamos a la  Plaza del Campo, una de las mas grandes plazas  de la Edad Media; donde, actualmente, hacen todos los años una carrera de caballos; espectáculo muy famoso que no coincidió con nuestra visita.  

En la plaza se encuentra una reproducción de  la Fuente Gaia, cuyo original esta en el museo de Santa María de la Escala. Las palomas calmaban su sed en el chorro de agua que surge de una de las estatuas. 


Proseguimos bajo los rayos del sol hasta conseguir llegar al Duomo (siglo XII a XIV) del arte románico-gótico y, finalizamos, con la Fortaleza de los Médici. Habíamos calculado estar dos horas en Siena, pero se alargo a cuatro. 

Desde allí pusimos rumbo a Pienza,  una ciudad capricho del Papa Piccolomini, que encargó hacer la ciudad y luego se escandalizo de su precio, hasta que la vio y considero bien empleado el dinero. El pasear por sus calles te recuerda constantemente que el famoso queso pecorino se produce allí y no quisimos marchar sin comprar un trozo que degustaremos con la familia. Como habíamos comprado condimento para espaguetis, también hicimos acopio de la pasta superlarga. 

Pudimos deleitarnos con los paisajes de la Toscana desde los miradores del pueblo y, finalmente, con un buen café sentados en una terraza a la sombra. 

De Pienza nos dirigimos a Florencia con intención de acampar en el camping de Michelangelo, del que teníamos una buena información, pero al llegar nos derivaron al área de caravanas. Desde hace muy poco han dejado de aceptar las camping-car en el camping. El área de caravanas quedaba un poco alejada de la ciudad y puede que en un futuro sea un sitio agradable, pero dado que sufríamos temperaturas de mas de 40 grados, y los arboles están en la primera fase de desarrollo, el calor que se acumula podéis imaginaros que hace muy difícil quedar durante mucho tiempo allí. Madrugamos y tomamos un autobús que, por cierto, quedaba un poco alejado del área de estacionamiento, y pudimos llegar al centro de Florencia a las nueve de la mañana. Cuando me apee del autobús, mi primera impresión fue pensar que Florencia no era como me decían la mayoría, que están encantados con la ciudad. Incluso llegué a pensar que yo no tuviera sensibilidad para apreciar el arte, pero a medida que los minutos pasaban, Florencia me iba atrapando con sus encantos. 

Las calles con sus edificios cargados de historia, la claridad y, ya cuando llegué al Ponte  Vechio, Florencia me había seducido absolutamente. 
En la Toscana se respira el aroma de tilos; pero en Florencia , mirando el puente, se respira el romanticismo. Puede que haya sido la hora y la luz del día, pero no era capaz de apartarme del Puente; sencillo pero mágico. Le saque fotografías desde todos los ángulos y, a partir de ahí, todo me parecía maravilloso. 

De pronto me sumergí de lleno en la época renacentista ; comencé a imaginar las gentes, pasando por sus calles ataviados con los ropajes típicos. También me dio tiempo a pensar como las damas sufrirían con sus vestidos y las altas temperaturas. 

Son tantas las cosas que hay que admirar en Florencia que no puedo describirlas aquí, cierro los ojos y me vienen flashes de las esculturas y edificios.

 Los mármoles cubriendo las paredes de la Catedral y su Campanario.

 Creo que algún día subiré alguna entrada al blog, de Florencia, como un monográfico; pues me encantó. 

No teníamos planeado repetir noche en el área de autocaravanas, así que optamos por no entrar a los museos, debido a las largas colas que se veían. Lo bueno que hicimos fue madrugar y ver una Florencia sin agobios de turistas japoneses, que tres horas mas tarde inundaban todas las plazas y calles; con sus manos cubiertas por guantes, sus gorritos y en fila. Aguantando estoicamente el calor, protegiéndose del sol hasta con pañuelos rodeando el cuello; supongo yo que para no quemarse y no porque tuvieran frio, en un día como hoy que pasamos de los 45 grados al sol.

Ya no parecíamos españoles, pues madrugar es lo que trae; que adelantas todo, incluso comer. Tanto fue así, que a las doce en punto, el restaurante que habíamos elegido aun no estaba abierto. Para hacer tiempo pasamos a la Florencia de cada día, y paseamos el mercado de S. Ambrogio , situado justo enfrente de la pizzería elegida. 

Terminamos comprando unos boletus para la cena.  
Al fin pudimos entrar en la pizzería que me había recomendado, y muy acertadamente, mi compañera de trabajo. Una pequeña pizzería con aire acondicionado y unas pizzas estupendas. 

Escogimos y recomendamos probar la “Pizza blanca con burrata” ,  una pizza difícil de degustar en lugares que no sea fácil obtener el queso burrata; era sencilla: pasta,  tomate y, luego de cocido, el queso por encima; pero sin meterlo al horno, sino que con el propio calor de la pizza se calienta la burrata. Es cremosa y deliciosa, ¡ah! y que no se olvide la albahaca, que le da un toque especial. 
La pizzería queda en la calle Vía Mazzi número 113, y se llama “Il Pizzaiuolo”.Esto es un recomendar de boca a boca, a mi me lo dijo mi compañera Lorena, y yo os lo digo a vosotros.

Para regresar al Área fue mas fácil; enseguida conseguimos autobús, por cierto es el numero 14 y te deja a unos 750 metros del área, que no es mucha distancia pero a 45 grados suplen como si fueran 5 kilómetros; con deciros que llegue a la caravana y directa a la ducha antes de irnos. Llegamos a la conclusión que Florencia es maravillosa para un viaje de tres días, incluso dada la cantidad de museos y obras que existen puede prolongarse a cinco, pero por supuesto no después del mes de abril, sino en la época que se asegura una temperatura mas baja. Aunque confieso que vi expuesta una fotografía de Florencia con nieve, que creo que no era falsa, sino autentica. También otra cosa que me llamo la atención fue ver ya la moda del próximo invierno expuesta en los escaparates de Max-Mara, como información se llevaran los abrigos color avellana claro. Tono camel. J.

A las tres de la tarde pusimos ruta a Sirmione y dábamos por concluida la Toscana, no porque no quisiéramos mas; sino porque dadas las temperaturas pensábamos que al igual que nuestros inspiradores del viaje, lo mejor era dejar la Toscana para una fecha menos calurosa y deleitarnos con las montañas del norte de Italia.

Salimos huyendo del calor de la Toscana pero con la idea de regresar algún día y completar nuestra visita. Hay tantas cosas que ver y admirar que podríamos programar multitud de viajes. Ya comentamos entre nosotros, que éste es el primero, como toma de contacto. Así hicimos con Francia la primera vez y ya he olvidado el numero de veces que la he visitado. Me gustaría algún día poder escribir los mismo de la Toscana e Italia.

A las cuatro de la tarde, abrir las ventanillas de la autocaravana me recordaba a abrir la puerta de un horno.  Quería hacerlo para tomar alguna fotografía durante el camino; finalmente desistí de las fotografías y me dedique a beber agua hasta llegar a Sirmione.

 Habíamos dejado la Toscana y lo cierto es que se notó. La entrada en la zona del Lago di Garda, ya me auguró un cambio en la climatología para el resto de los días del viaje. Aún hacia calor, pero mas soportable. Sirmione es un pueblo lleno de flores y adelfas convertidas en arboles. En Italia supongo que se da con facilidad el laurel. Cuando llegamos a Sirmione un olor a un producto, que de niña yo recordaba que se llamaba “zotal”, inundaba todo el ambiente. Desde luego el olor a Toscana, con aquel aroma de flor de tilo, había desparecido y cambiado por olor a polvos matarratas, que decía Tino. Mas tarde llegamos a la conclusión que podía deberse a la fumigación para evitar los mosquitos, pues a pesar de estar a las orillas del lago, nos dejan relativamente en paz después de una mini sesión de picotazos.

El área de parking para autocaravanas es un sitio privilegiado, justo a dos metros de la orilla del lago. Una maravilla disfrutar esta imagen y sentirte en tu casa. Con arboles cuya sombra hace el calor soportable. 
A la izquierda vemos el castillo, encumbrado en una roca, construido para defensa de la ciudad y atraque de los barcos; porque en este lago que llega a una profundidad de 365 metros y una anchura de 17 kilómetros, con una longitud de 165  kilómetros; se desarrollo una guerra en que Venecia arrebato, en 1405, la fortaleza medieval formada aquí, al que era el dueño, Señores de Scaligeri de Verona.

Después de refrescarnos, fuimos a dar una vuelta por el pueblo. Absolutamente turístico y donde dejas de oír hablar italiano para pasar a escuchar alemán a pesar de estar en territorio italiano. Luego nos enteramos que son las vacaciones de Pentecostés, los alemanes tienen dos semanas de descanso y aprovechan estos días para disfrutar. El pueblo esta lleno de pizzerías y ¡como no!, de gelaterias que anuncian sus helados artesanales. Tino y yo no comemos muchos helados. Yo, sobretodo porque me dan sed y dadas las circunstancias no estoy para aumentarla. No obstante vimos una en la que de reclamo ponían wifi abierta, y allí nos tomamos una copa de helado, aprovechando para leer el correo y enterarnos un poco de cómo va el mundo, aunque parece que sigue su línea. El atardecer fue estupendo. 

Al refrescar la temperatura pudimos dar un paseo a lo largo del lago. De vuelta nos apeteció sentarnos al borde del agua, Tino saco las sillas al lado de la autocaravana, y yo me puse a escribir un poco del blog, pero comenzó a levantarse una brisa que se torno en una verdadera ventolera. El lago calmado comenzó a levantar olas, no como las del Cantábrico este invierno pasado, pero si que algunas saltaban el borde de piedras que circunda el lago. Nos obligo a recoger y, nada mas entrar en la autacaravana, al fin llovió.

NOTA: Información para autocaravanistas

Siena:
Se puede dejar la autocaravana en un parking gratuito que justo delante esta la parada del autobús número 10 que te lleva a una de las puertas de entrada al casco histórico.
GPS:
Longitud (Norte): 43.3423º  o  43º 20’ 32’’
Latitud (Este): 11.305055º  o  11º 18’ 18’’

Pienza:
Hay un parking para autocaravanas a unos 200 metros del pueblo.
GPS:
Norte: 43º 04.811’
Este: 11º 40.396’

Florencia:
El área de autocaravanas esta en las afueras de la ciudad y a unos 750 metros de distancia se encuentra la parada del autobús número 14 que te lleva al centro. Tiene Wifi (aunque tenia averia). Precio es de 26 euros .
Area di Sosta di Firenze:
Norte: 43º 45’ 56’’
Este: 11º 18’ 55’’

Sirmione:
Parking al lado del Lago donde se puede pernoctar y el precio es de 21 euros / 24 horas. Se recoge el ticket en la entrada con barrera y se abona en unos cajeros junto a la zona de carga/descarga de aguas antes de salir.
GPS:
Norte: 45º 29’ 13’’

Este: 10º 36’ 34’’